Cómo preparar una clase
Me encuentro repasando el taller de comunicación que esta tarde imparto a los directivos de una gran empresa. Al preparar una clase, tomo consciencia de que con la comunicación sucede algo similar a la inteligencia emocional, lo hacemos sin cuidado y con atrevimiento, sin herramientas pedagógicas, legitimados por nuestra capacidad natural del habla, de pensar y de sentir.
No es lo mismo hablar que comunicar.
No es lo mismo ser reactivo con nuestras emociones que expresarlas con creatividad.
Escucho habitualmente en las empresas a personas con altos cargos directivos con dificultades a la hora de expresarse, comunicar y hablar en público. Generalmente ese déficit o carencia viene del mismo lugar: la falta de preparación. Dan por hecho que la lengua es inherente a la comunicación y nada más lejos.
Te pongo un ejemplo: la clase de esta tarde la he dado cientos de veces, sin embargo, siempre, siempre, siempre, la preparo antes, aunque sienta que no lo necesito. El proceso es el siguiente: Empiezo definiendo los objetivos y eso me lleva a los contenidos, lo cual me lleva a las dinámicas, que reviso, diseño, actualizo, o cambio. Después hago un time line o programación del aula donde me organizo los tiempos y herramientas necesarias. Con esta preparación me aseguro el éxito en la comunicación.
Cómo preparar una clase en 6 pasos:
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Objetivos
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Contenidos
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Dinámicas
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Tiempos y Programación
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Metodología
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Herramientas
La trasferencia de conocimientos viene después, la pongo en marcha a través de metodologías activas, experienciales, dinámicas y juegos, en un espacio que transformo en un laboratorio donde invito al error e incito a la curiosidad con el lema de “nadie se equivoca”.
Mis clases y o talleres, son poco magistrales, muy interactivas y participativas. Lo cual no significa que no haya base teórica, la hay y mucha, aunque en pequeñas píldoras que reparto generalmente después de las dinámicas, para que sean tamizadas con el filtro de la experiencia reciente. De este modo consigo mejores resultados. Tradicionalmente se hace a la inversa, es decir teoría y luego práctica; este orden no me gusta, pues se activan miedos, juicios y prejuicios y has de teorizar y justificar la dinámica a realizar, lo cual pone al alumno rígido y además requiere de más tiempo.
Al inicio, antes de comenzar un taller o sesión, me pongo el sombrero de coach, diseño siempre una alianza inicial para que todos y todas las participantes, asuman su corresponsabilidad en el proceso. Yo soy la entrenadora y el alumno es la estrella. Aunque la camiseta la sudamos los dos.
Si has de dar una clase, realizar una exposición, hablar en público… Invierte tiempo en la preparación.
Si pretendes comunicar piensa en tu audiencia, en tu público e Invierte tiempo en la preparación.
Si eres precisa y milimétrica en la preparación previa, podrás olvidarte de todo e improvisar!
Te deseo un día lleno de aprendizajes!
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