Creatividad, tiempo y caos
Es mi primera entrada en el blog, que no me atrevo a etiquetar aún. Decía Schopenhauer: «No neguemos nada; no afirmemos nada; esperemos». Como habrás podido observar en la web, me gustan los aforismos y a ellos recurro frecuentemente. Creo, y estarás de acuerdo conmigo, en que las palabras, el arte y la música no son de quien las escribe, sino de quien las necesita.
El reto de escribir, como cualquier otro proceso creativo, requiere de dos elementos fundamentales, tiempo y caos. La creatividad es un proceso que implica tiempo, requisito nada fácil de permitirnos en nuestra cultura actual de la inmediatez. Lo rápido asfixia, intimida e inhibe el proceso creativo; en la filosofía oriental la prisa es agresión*, en la nuestra, sin duda también.
A las restricciones impuestas por el tiempo se suma nuestra fobia al caos, la falsa seguridad de las normas, jerarquías, orden y límites. El movimiento que va del caos a la claridad es inherente al proceso creativo. Sin embargo, el caos amedrenta porque no hay en él ninguna certeza. La perspectiva de dejar inconcluso algo es frustrante, aterra, pues nada es tangible en esta zona cero, en este limbo y tempestad que es la etapa caótica. El caos desbarata cualquier sistema preestablecido, se extiende más allá de normas morales vigentes porque todo lo cuestiona y pone patas arriba las verdades absolutas.
«La creación es para nosotros un auténtico suplicio, sí, un tormento, como la vida, el resto hasta llegar a un escenario es en la mayoría de los casos directamente insufrible y una vez allí, si la cosa va bien, todo es extraño, lo que sucede, lo que nos pasa, siempre tan extraño… Pensar que la escena es un medio para intentar que el mundo cambie, consuela». Así lo expresaba el grupo escénico El Canto de la Cabra en su obra “El quinto invierno” ofrecida el pasado fin de semana, en la sala Proyecto Inestable de Valencia.
El caos incita a la búsqueda de soluciones, de nuevos puntos de vista donde nada es seguro ni permanente. La fertilidad como proceso natural surge de la amplitud mental y del aprendizaje que solo los errores enseñan, y para cometer errores hay que disponer de mucho tiempo y libertad.
El arte y la música son áreas donde la tolerancia al caos es mayor, donde esta fase del proceso creativo es asumida e integrada. En menor medida, también está presente en la psicoterapia. Y este fue el motivo principal que me llevó a iniciar mi formación en psicología Gestalt, su enfoque práctico y creativo donde el juego y el flujo de la experiencia están siempre presentes y en cuya tesis(2) baso parte de este post.
«Cuando algo arrebata la atención, cesa el caos y empieza la unidad»
- «Ecología emocional» Merçé Conangla y Jaume Soler.
- «Terapia Gestáltica. Perfiles de teoría y práctica» Erving y Miriam Polster. Amorrortu editores.
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