Inteligencia Emocional
Fiel a nuestra cita de los martes aquí estoy para compartir contigo este post sobre inteligencia emocional.
Que las emociones influyen y condicionan nuestra percepción es una idea altamente contrastada y reconocida, como también lo es el impacto de nuestras reacciones en nuestras decisiones y resultados.
La adecuada gestión de nuestras emociones es fundamental en nuestro día a día, en situaciones normales, complejas o cambiantes.
Las emociones nos afectan o infectan, nos influyen, positiva o negativamente, en todas las parcelas de nuestra vida, según sean nuestras reacciones.
Ser competentes emocionalmente nos permitirá afrontar imprevistos, solucionar problemas y asumir los cambios de manera positiva para aprender a vivir de forma plena y satisfactoria pese a la incertidumbre propia de las sociedades y mercados actuales.
El concepto de inteligencia emocional apareció por primera vez en 1990 en un artículo publicado por Salovey y Mayer y quedó relegado al olvido hasta que Daniel Goleman, psicólogo y periodista americano, convirtió estas dos palabras en un término de moda, con la publicación en 1995, de su libro “Inteligencia emocional” y que supuso un punto de inflexión en nuestra sociedad occidental tradicional, cartesiana y racional.
El concepto nace con la necesidad de responder a una cuestión: ¿por qué hay personas que se adaptan mejor que otras a las diferentes contingencias de la vida? La inteligencia emocional es la respuesta, pues enfatiza el papel preponderante de las emociones dentro del funcionamiento psicológico de una persona, especialmente cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles aunque habituales en nuestro mundo actual, tales como cambio, conflictos, peligros, pérdida, riesgos…
La inteligencia emocional no es un especial talento ni una conocimiento académico, es la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos, la habilidad para manejarlos así como la posibilidad de analizar y comprender nuestro entorno
La inteligencia emocional está especialmente considerada hoy en día en el mundo de la empresa donde el rol de cada persona en su puesto de trabajo ya no se evalúa solo desde el punto de vista intelectual. Las emociones y nuestra capacidad de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás son parámetros que puntúan especialmente al alza.]Los departamentos de RRHH de las organizaciones inteligentes se han hecho eco de estos cambios modificando la proporción de los ítems y aspectos ideales de sus trabajadores respecto al puesto de trabajo.Tiempo atrás los profesionales habían de cumplir la regla de Pareto del 80-20:
80% APTITUD: Conocimientos técnicos / 20% ACTITUD: Iniciativa, empatía, optimismo, flexibilidad, trabajo en equipo.
Hoy en día la Regla de Pareto continúa vigente pero a la inversa. Un profesional excelente requiere de:
20% APTITUD vs Conocimientos técnicos / 80% ACTITUD vs Inteligencia Emocional.
¿A qué se debe este cambio? ¿A qué se debe que hoy las empresas prefieran personas con un alta inteligencia emocional frente a un alto coeficiente intelectual?. Considero 3 causas importantes:
1.- Sociabilidad. Somos seres sociales, trabajamos con más personas, trabajamos por proyectos en equipo y es fundamental aplicar actitudes facilitadoras con el entorno que nos permitan un mayor desarrollo personal y profesional.
2.- Curva de aprendizaje. Los conocimientos son fáciles de aprender y rápidos de transmitir, pero no sucede lo mismo con las actitudes, vinculadas con nuestras creencias internas, con nuestra educación, con nuestros hábitos.
3.- Proactividad y optimismo. Las emociones se contagian, si tu actitud mental y relacional es positiva, proyectas una imagen de entusiasmo, sensibilidad por los demás, preocupación por las necesidades de tus cliente, energía que genera satisfacción y es el combustible que alimenta tu día a día.
Según Howard Gardner, las personas con éxito no son mejores que el resto, ni más inteligentes, ni tienen un CI más alto que el resto de los mortales.
Cambiar actitudes es misión difícil aunque no imposible.
Mejorar implica desarrollar nuestra Inteligencia Emocional una de las muchas que tenemos.
Desde la infancia nos acorazamos contra los sufrimientos o las heridas que hemos padecido en nuestro entorno familiar. Experimentamos nuestras emociones como un tsunami emocional, como si abrieramos la caja de los truenos; sin embargo vivir es tener emociones, sentir cambios, percibir nuestra energía y permitirnos fluir para que nuestro organismo funcione de manera natural.
Comparto contigo algunas ideas a las que aferrarte cuanto se abra tu caja de truenos.
1.- Las emociones no son ni buenas ni malas, son neutras. Obviamente unas son más agradables que otras, pero esa valoración es subjetiva y temporal. La vida es drama, sátira o comedia, y todas sus versiones son hermosas. Para gustos los colores…
2.- Las emociones son información valiosa, son nuestro radar. Aprende a escucharlas y no huyas de ellas, están por algo, siéntelas hasta el fondo, sube su volumen al máximo y aprecia el mensaje te traen. Es un regalo!
3.- Las emociones son efímeras, como dice Virgina Satir, son un huésped del alma y como dice el proverbio, «Nada es para siempre» y «No hay mal que cien años dure».
Me despido hasta el próximo martes.
Que tengas un día emocionante!
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